¿Por qué el miedo al abandono es tan doloroso?

El miedo al abandono, es una de las causas más comunes del sufrimiento humano, especialmente para aquellos que no son capaces de aceptar la soledad. Los seres humanos somos seres sociales, estamos condicionados a desear la convivencia con otras personas. De esta misma manera somos capaces de crear vínculos afectivos cambiando por completo nuestra percepción de las cosas.

Bien se dice que el apego es sufrimiento, y cuando una persona no es capaz de lidiar con el pensamiento de deshacer tales vínculos afectivos, sufre profundamente. Por ello, además de entender el dolor emocional que produce, hay que explorar las causas subyacentes, y eso es lo que haremos en este artículo.

Conexiones humanas y necesidades básicas

Naturalmente, los seres humanos están condicionados a buscar la convivencia. Además de la necesidad de experimentar afecto, la vida en sociedad le facilita al hombre el alcance de metas personales, así como cubrir sus requerimientos. La conexión humana, nos ha permitido desarrollarnos como sociedad, facilitando la creación de nuevas cosas y generando un profundo sentido de pertenencia.

Cuando estas necesidades no pueden satisfacerse, el individuo experimenta una tormenta emocional que puede afectar todos los ámbitos de su vida. Y cuando ya directamente aquello que le proveía de estabilidad y tranquilidad no está, se evidencia el abandono. Y con el abandono un miedo a no poder satisfacer sus necesidades, con lo cual, la persona se somete a sí misma al sufrimiento.

Vínculos emocionales y el apego

El miedo al abandono a menudo tiene sus raíces en experiencias pasadas de pérdida, rechazo o abandono, especialmente durante la infancia. Estas experiencias pueden generar una profunda ansiedad sobre perder los vínculos emocionales que son tan importantes para nuestro bienestar emocional.

Todos estos vínculos emocionales que las personas desarrollan entre sí, a su vez están sujetos al apego. Este apego tiene raíces desde la infancia, cuando el niño comienza a explorar el mundo y es capaz de entender su relación con los demás. A propósito de esto, John Bowlby, un psicoanalista inglés, desarrolló la denominada “Teoría del apego”. Esta teoría vinculaba las respuestas emocionales a los diversos estímulos exteriores que resultaban nuevos, en un estudio que aprovechó el comportamiento de los infantes.

El resultado de esto, dio origen a cuatro tipos diferentes de apego, los cuales se definen a continuación:

  • Apego seguro: Un tipo de apego en el que los niños demuestran confianza en sus cuidadores. Recurren a ellos cuando se encuentran en situaciones estresantes y demuestran una clara tendencia a creer que sus necesidades serán cubiertas por sus cuidadores.
  • Apego evitativo: En este caso los niños evaden la cercanía y la dependencia emocional, son considerados muy independientes. Sin embargo, demuestran dificultades al buscar apoyo para gestionar situaciones estresantes.
  • Apego ambivalente: Presente en niños que buscan constantemente la aprobacíon de sus cuidadores. Se sienten inseguros al relacionarse con otras personas, y a menudo insisten en obtener aprobación de quienes les rodean.
  • Apego desorganizado: Un tipo de apego en el que los niños demuestran inconsistencias en la manera en cómo se vinculan con sus cuidadores. Demuestran conductas desorganizadas en situaciones donde se involucra el apego.

En general, la teoría del apego revela cómo las experiencias tempranas, pueden condicionar el comportamiento de los niños y producir un efecto irreversible en la conducta de los individuos en la vida adulta.

Autoestima y validación externa

El miedo al abandono está relacionado con nuestra autoestima y la necesidad de validación externa. Hasta cierto punto, la búsqueda de la aprobación y la validación externa puede ser común. Sin embargo, cuando se convierte en una obsesión y afecta el estilo de vida del individuo es necesario corregir su relevancia. Muchas veces la búsqueda de validación externa comienza en la infancia, cuando se suele intentar educar a los niños con un modelo de conducta “ideal”.

Esto se incentiva a través de recompensas, pero termina siendo un problema a largo plazo ya que se extrapola el comportamiento hasta la edad adulta. Cuando tememos ser abandonados, a menudo buscamos la aprobación y el amor de los demás para sentirnos valiosos y amados. De esta forma la autoestima de la persona queda condicionada a la validación externa de sus acciones. Lo que suele ser un problema ya que determinará su modo de comportarse y sus emociones.

La necesidad de validación por parte de otras personas crea un temor al abandono, lo que resulta en una dependencia emocional y complacencia peligrosa. Identificar estos patrones de comportamiento es crucial para iniciar su proceso de sanación y prevenir el desarrollo de un apego negativo que pueda impactar tu vida.

Experiencias pasadas y trauma

Las experiencias pasadas, especialmente aquellas relacionadas con el abandono o la pérdida, pueden impactar en la forma en que una persona percibe las relaciones.  Es por esta razón que el miedo al abandono es una respuesta natural a situaciones pasadas que puedan haber dejado cicatrices emocionales.

Una persona que haya experimentado algún tipo de abandono, desarrollará mecanismos de defensa para evitar volver a experimentar tal trauma. Sin embargo, estos mecanismos pueden ser negativos tanto a nivel psicológico como social. Evidenciando conductas tales como distanciarse emocionalmente de los demás, o evitar cualquier tipo de relación con otras personas.

Por ello, es necesario abordar el trauma asociado con estas experiencias pasadas para poder lograr superar el dolor y el miedo al abandono. Reprimir emociones solo terminará por empeorar los problemas emocionales a largo plazo, por lo que es necesario recurrir a terapia para poder ir trabajando en una solución. Esta experiencia de abordar el trauma implicará enfrentarse a las emociones asociadas al mismo para poder lograr una reinterpretación más saludable.

Biología del miedo y estrés

El miedo al abandono puede desencadenar una serie de respuestas biológicas y emocionales, que se relacionan con el sistema de respuesta al estrés. Este permite reaccionar ante una posible amenaza, elevando los niveles de cortisol y adrenalina en el cuerpo, permitiendo estar en modo de alerta. Sin embargo, muchas veces el cuerpo detecta al estrés como una de estas amenazas y libera estas hormonas que a largo plazo pueden perjudicarte.

Estas reacciones biológicas, desencadenadas por el estrés ante el miedo al abandono, pueden ocasionar problemas físicos y emocionales, como la ansiedad, la depresión, así como trastornos digestivos y enfermedades cardiacas. Por lo tanto, es crucial adoptar medidas para sanar estos traumas y mitigar estas respuestas corporales.

Impacto en las relaciones y la salud mental

Se sabe que vivir constantemente con miedo al abandono llega a tener repercusiones en la salud mental y en las relaciones interpersonales. Algunas de estas consecuencias se pueden ver a detalle a continuación:

  • Dependencia emocional excesiva: Las personas con este tipo de trauma suelen llegar a desarrollar también una excesiva dependencia emocional con otras personas.
  • Rechazo de la intimidad: Muchas personas con miedo al abandono evitan crear lazos íntimos o cercanos con los demás para así evitar ser heridos ante una posible ruptura. Esto puede deberse al temor de que pueda ser rechazado o abandonado en el proceso.
  • Auto-sabotaje: Este miedo latente puede llevar a un comportamiento en donde la persona se sabotee a sí misma y haga cosas que alejen a los demás.

Esto genera un impacto en la salud mental: ansiedad, depresión y en muchos casos un aislamiento completo siendo que no se interactúa con otras personas.

Para evitar esto es necesario el abordaje con estrategias funcionales que permitan gestionar el miedo al abandono y crear relaciones saludables. La primera de estas es acudir a terapia. La terapia cognitivo-conductual puede ayudar a sanar las heridas que genera el miedo al abandono y a crear estrategias para resolver traumas a largo plazo.

Esto podrá incentivar a establecer límites saludables y comunicar las necesidades y expectativas de manera efectiva. Así se fomenta una comunicación abierta y honesta en donde surjan respuestas al miedo al abandono y se resuelva el trauma en tiempo determinado.

¿Cómo puedo superar el miedo al abandono?

Superar el miedo al abandono requiere autoconocimiento, terapia y trabajo en la construcción de relaciones saludables y la autoestima.

¿El miedo al abandono siempre está relacionado con experiencias pasadas?

Aunque las experiencias pasadas pueden contribuir al miedo al abandono, también puede surgir de la ansiedad sobre el futuro o el temor a la soledad.

¿Es posible sanar del miedo al abandono?

Sí, con la ayuda adecuada y el tiempo, es posible sanar del miedo al abandono y desarrollar relaciones más seguras y satisfactorias.

Reflexión

El miedo al abandono es una compleja experiencia que afecta diversas dimensiones de la vida emocional de una persona. Además se sabe que también genera una respuesta biológica en el organismo de estrés que puede impactar la salud emocional y física. Mentalmente puede contribuir a la ansiedad, depresión y baja autoestima, por lo que es importante reconocer estos patrones y buscar las mejores formas de abordarlo.

Por eso te animamos a explorar tus temores y reflexionar sobre experiencias pasadas que pudieron contribuir a formar esos miedos y considerar buscar apoyo profesional. El camino hacia la sanación y el crecimiento es único para cada individuo, pero el reconocimiento y la acción son cruciales para construir una vida emocional saludable.

Espero que este post te haya sido de mucha ayuda. Siempre contando contigo, te exhorto a las tres C: Comenta, Comparte y Compra. 😉

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