Empatizar con los miedos de los hijos puede ser una situación compleja para los padres. Esto se debe a que, ya en nuestra adultez, somos capaces de saber si el estímulo que lleva al miedo realmente es un peligro, por lo que lo vemos como algo inofensivo.
Supongamos que nuestro hijo nos comenta que tiene miedo porque vio un fantasma en su habitación. De inmediato pensaremos que no existe y que no hay motivo por el cual estar asustados. Sin embargo, es nuestra tarea comprender la posición de nuestro pequeño y entender que en su mente existen muchas posibilidades aún.
Es de vital importancia asegurarnos de que nuestro hijo pueda sentirse seguro ante estas situaciones, ya que un miedo no resuelto se volverá un problema recurrente. Si este comienza a perseguir constantemente a tu niño, entonces podría convertirse en un rasgo permanente en él.
Debes saber que una niñez rodeada de miedo podría terminar en una ansiedad generalizada de adulto, lo cual a determinada edad es irreversible debido a que el cerebro se acostumbra a reaccionar de forma predeterminada a la posibilidad del peligro.
¿Esto significa que debemos convertirnos en los cazafantasmas y luchar contra fuerzas en las que no creemos? Realmente, no es necesario llevarlo a los extremos y hacer todo un show alrededor de las inseguridades de nuestro hijo. Por el contrario, se trata de transmitir confianza, logrando resolver un momento de inseguridad para que pueda sentirse tranquilo.
Aunque esto no es fácil de lograr, existen algunos trucos para enfrentarnos a estas situaciones. Sigue leyendo para ver los 5 pasos que ayudarán a tu hijo si tiene miedo:
Pide que dibuje lo que siente
Normalmente, nuestra mente busca esconder el verdadero motivo de nuestra preocupación ante estímulos más gráficos y menos peligrosos. Es una forma de evitar la confrontación de los problemas reales y esconderse ante una preocupación constante.
Un dibujo podría ser el mapa que nos ayude a determinar cómo apoyar a nuestro hijo. Luego, un experto podría saber cómo interpretar los patrones que utilizó el niño para realizar el dibujo y así determinar qué es lo que tiene a su mente agitada.
En caso de que el agente que esté causando miedo en tu pequeño sea algo real, como una cucaracha, una araña o quizás un niño con quien está teniendo problemas en la escuela, dibujar es una técnica de aproximación y enfrentamiento. Los psicólogos recomiendan para superar el miedo exponerse gradualmente a aquello que lo causa. Por lo tanto, el dibujo puede ser una forma de enfrentarlo sin sentir tanta presión.
Dale un peluche, almohada o manta y dile que está a salvo
Lo importante en este paso es lograr que nuestro hijo se sienta seguro y que pueda asociar este estado mental con el peluche u objeto que le demos al momento. De esta forma, su mente relacionará la calma con la presencia del objeto. Esta técnica debe estar combinada con otros pasos para que no se vuelva una dependencia.
La idea es que el período de tiempo expuesto a niveles altos de ansiedad sea corto, de forma que no se vuelva algo constante ni nocivo para la estructura cerebral del niño.
Nunca te burles, digas u omitas que no debe tener miedo a nada
El problema principal de burlarnos o decir que no debe tener miedo, es que pocas veces surte algún efecto en la mente del niño. De hecho, se traducirá en un sentimiento de frialdad de parte de la persona en la que más confía y quien siente que debería tener una solución ante los problemas. Lo creas o no, su mente lo verá como una muestra de ineficacia ante la paternidad que recibe.
Y si los más altos en la escala jerárquica no pueden resolver el problema cuando tiene miedo, ¿por qué él sí debería? Esto puede volverse una excusa para apegarse a un patrón de miedo y desarrollar una conducta de huída.
Mientras más apoyemos a nuestros hijos en situaciones que puedan parecer no tener sentido, más herramientas tendrán para sentirse seguros, incluso en situaciones más complejas.
Mejora tu reacción ante las amenazas
¿Qué? ¿Más tareas para mi? ¡Así es! Cuando se trata de nuestros hijos, el aprendizaje poco se da a través de palabras y frases, pues la mayoría viene de un copia y pega de nuestras conductas.
Si nosotros nos mostramos amenazados constantemente por situaciones de estrés y ansiedad, entonces nuestro pequeño concluirá que esta conducta es aceptable ante estas situaciones.
Veámoslo como una excusa para hacer frente a aquellas cosas que nos han acechado por un gran tiempo. Cada vez que nos vean haciendo frente a lo que tememos, será un gran punto a favor en sus propias batallas personales.
Normaliza hablar sobre estas situaciones
Durante mucho tiempo se colocaron los miedos en la posición de tabú y por ello era normal esconderlos bajo la almohada. Admitir que tememos a algo puede ser visto como una muestra de fragilidad.
Sin embargo, como padres, estamos ante la oportunidad de demostrar que es todo lo contrario. Expresar que tenemos miedo es de hecho una muestra de valentía, pues valiente no es el que no teme, sino el que hace frente a pesar del miedo.
Nuevamente, la idea no es comenzar la conversación con una frase como “cuéntame sobre qué te da miedo, es normal”, ya que algo así tendría poco efecto. Puedes probar, en cambio, sentarte en la mesa y conversar abiertamente sobre aquello que te da miedo y de cómo lo has logrado afrontar a pesar del sentimiento.
A pesar de la creencia que una niñez llena de peligro puede llevar a una adultez preparada, en realidad esto solo logra “cobijar” nuestras inseguridades. Si nuestra mente tiene recuerdos de cómo logramos sentirnos seguros en situaciones de incertidumbre, entonces de adultos tendremos una base sólida de cómo resolver los momentos adversos.
Espero que este post te haya sido de mucha ayuda. Siempre contando contigo, te exhorto a las tres C: Comenta, Comparte y Compra. 😉
¡Gracias!