¿Cómo sanar el vínculo problemático con tu madre?

El vínculo más importante durante la etapa de desarrollo de nuestra psique es la conexión con nuestra madre. De aquí aprenderemos varios aspectos que definirán cómo nos desarrollaremos con el resto del mundo.

Sin embargo, no siempre es algo sencillo. Si la madurez y preparación emocional de la madre no está del todo desarrollada, puede generar roces severos con las responsabilidades de criar a un niño. Como resultado, puede afectar el vínculo con su pequeño.

Al crecer, cuando llegamos a la madurez emocional, esta etapa se cierra y los avances que podemos hacer respecto a cómo vemos el mundo son más lentos.

Aunque parezca un tanto desalentador, tenemos a nuestro favor el hecho de que ahora es nuestra decisión lo que haremos.

La buena noticia es que, independientemente de la edad que tengas, es posible sanar el vínculo con tu madre y tener una relacion saludable y gratificante.

Por esta razón, te traemos valiosos consejos para reconstruir la base de tu vida y sanar el vínculo con tu madre.

Los desafíos de sanar un vínculo problemático

Antes de sumergirnos en el proceso de sanar un vínculo problemático con tu madre, es esencial comprender los desafíos que podrías encontrar en este viaje. Estos desafíos no deberían disuadirte, sino más bien prepararte para lo que viene. Cada relación y situación es única, y enfrentará sus propios obstáculos.

Conócete a ti mismo

Probablemente habrás escuchado la frase “hasta que no seas mayor de edad, no podrás hacer lo que quieras”. La realidad es que nuestros padres nos protegen basándose en lo que ellos consideran correcto y seguro para nosotros.

Pero realmente no hay una forma certera de saber si sus decisiones fueron convenientes para nosotros, ya que no estábamos en sus zapatos.

Afortunadamente, la independencia es un gran momento para descubrirnos a nosotros mismos y averiguar qué aspectos de nuestra vida nos gustaría mejorar o cambiar. 

No podemos quedarnos toda nuestra vida quejándonos respecto a las limitaciones que nos pusieron nuestros padres cuando hacían su mejor esfuerzo por formarnos. De hecho, es un cliché echarle la culpa a su crianza por todos los errores que cometemos ya como adultos.

Llegó el momento de responsabilizaros.

Tener ese sentimiento de libertad presente nos ayudará a sentir más tranquilidad y mejorará a sanar el vínculo afectivo con nuestra madre.

Sus demonios, no los tuyos

En otras palabras, lo que puede haber afectado a la madre en su vida puede no ser lo mismo que afecte a su hija. Es importante que ambas partes reconozcan que cada una tiene su propia historia y sus propios demonios que luchar. Sin embargo, a menudo se espera que la hija siga los pasos de su madre y luche contra los mismos demonios que ella.

Esta expectativa puede crear una tensión innecesaria en la relación madre-hija. La hija puede sentirse presionada para vivir de acuerdo con los estándares de su madre y puede tener dificultades para encontrar su propia identidad y seguir su propio camino en la vida. También puede haber una sensación de competencia y comparación entre madre e hija que puede ser perjudicial para la relación.

Para superar estos desafíos, es importante que la madre y la hija se comuniquen abierta y honestamente. Ambas partes deben ser capaces de expresar sus preocupaciones, miedos y esperanzas sin sentirse juzgadas o criticadas. Es importante que la madre se dé cuenta de que su hija es una persona separada y única, y que sus demonios pueden no ser los mismos que los de ella.

Por otro lado, la hija debe ser capaz de entender que su madre puede tener experiencias y perspectivas diferentes a las suyas, y que estas diferencias son normales y naturales. La hija también debe ser capaz de hablar sobre sus propios demonios y luchar contra ellos de la manera que le resulte más efectiva, sin sentirse obligada a seguir los pasos de su madre.

La terapia siempre será nuestro mejor aliado

La terapia es el mejor lugar para poder identificar aquellas cosas de nuestro pasado que no nos gustó. Además, es el sitio ideal para no solo hablar una y otra vez sobre ello, sino actuar.

Muchas personas saben cuáles aspectos de su crianza odiaron, pero se conforman con simplemente hablar cosas negativas con sus amistades. Y esa es justamente la diferencia que existe en relación a una terapia con un experto.

No podemos quedarnos con los brazos cruzados esperando que un rayo de luz mágico borre aquello que no quisimos vivir. Necesitamos avanzar.

Lo ideal sería que pudiéramos ir acompañados de nuestra madre, pero eso no siempre es una tarea sencilla. En caso de que tu mamá ponga resistencia para entablar un diálogo respecto a esta etapa de sus vidas, puedes ir tú e ir madurando lo vivido.

Esto ayudará a tu madre a contemplar un cambio en tu forma de ver las cosas y posiblemente sentirse motivada a participar en el cambio activo.

Realicen actividades juntos

Como bien comentamos al comienzo del artículo, todo lo que se hizo de parte de nuestra madre fue un intento de protegernos y brindarnos lo mejor de lo posible (bajo su perspectiva). Ya llegada la adultez, la relación cambia debido a que ya no es necesario que nuestra madre continúe asumiendo este rol.

Esto implica un cambio en la forma en que nos podemos relacionar. Lo malo es que muchas veces las cicatrices del pasado no nos permiten averiguar cómo se puede sanar el vínculo.

Siendo adultos, tenemos la oportunidad de romper el hielo y averiguar qué sucedería si nos damos la oportunidad de realizar aquellas actividades que tengamos en común.

Hablar siempre alivia

Guardar lo que sentimos por mucho tiempo puede convertirse en algo tóxico para nosotros. Míralo de esta forma: si comemos algo que no está en buen estado, nuestro cuerpo buscará varias formas de sacarlo de nuestro sistema para que no continúe haciendo daño a nuestro cuerpo.

Lo mismo debemos hacer con aquellas cosas que sentimos que nos afectaron en el pasado. Conversar es nuestro método de sanación para dejar salir todo.

Claro, no todas las situaciones se darán de la misma forma. Habrá madres que estarán dispuestas a hablar de forma madura y racional sobre lo que se dio mal durante la crianza, así como otras que no estarán dispuestas a admitir que cometieron errores.

Pero es importante tener en mente que no buscamos una confesión de parte de nuestra mamá, sino liberarnos de esas palabras que no dejan de dar vueltas y vueltas alrededor de nuestra cabeza.

Comprende sus motivos

Sé que es una tarea muy compleja intentar ponerte en los zapatos de alguien que sientes que causó daño, pero de hecho es una gran herramienta para darte cuenta de que quizás no había maldad detrás de ello y que su posición no fue tan gustosa como sentiste.

Para perdonar debemos entender qué sintió la otra persona.

Muchas veces nuestras madres pueden llegar a ser controladoras, sobreprotectoras y exigentes. Por eso, debemos pensar en lo que puede sentir una persona cuando está asumiendo esa postura. La presión de formar adecuadamente a un ser para que pueda valerse por sí mismo. Es lo que llamamos ser empático.

Sanando heridas pasadas

Muchos vínculos problemáticos con las madres tienen raíces en heridas emocionales del pasado. Sanar estas heridas puede ser un proceso largo pero liberador. Buscar la ayuda de un terapeuta o consejero puede ser beneficioso para este proceso.

Establece límites saludables

Si hay comportamientos tóxicos o abusivos por parte de tu madre, establece límites saludables para protegerte a ti mismo. Por ejemplo, puedes limitar el tiempo que pasas con ella o evitar ciertos temas de conversación.

Reflexiona sobre tus necesidades, deseos y valores en tu relación con tu madre. Identifica las situaciones o comportamientos que te hacen sentir incómodo.

Comunica tus límites de manera clara y respetuosa a tu madre. Hazle saber cuáles son tus necesidades y expectativas, y cuáles son los comportamientos que no estás dispuesto a aceptar.

Libros que te ayudarán a sanar el vínculo con tu madre

¿Te has sentido atrapado en un vínculo problemático con tu madre y buscas sanar esa relación? Nuestra colección de libros te guía en un viaje de sanación y reconciliación. Aprende cómo superar los desafíos y encontrar la paz en tu relación madre-hijo. ¡Hoy es el día para descubrir la sanación y el crecimiento personal en esta importante relación!

¿Qué hago si mi madre no está dispuesta a trabajar en la relación?

Si tu madre no está dispuesta a cooperar, puedes trabajar en ti mismo y en cómo manejas la relación. Establecer límites y buscar apoyo terapéutico puede ayudar a gestionar la relación de manera más saludable.

¿Es posible sanar un vínculo con una madre narcisista?

Sí, es posible, pero puede requerir terapia para establecer límites saludables y desarrollar estrategias de afrontamiento. La terapia puede ayudarte a protegerte emocionalmente y a manejar mejor las interacciones con una madre narcisista.

¿Cuál es el papel de la empatía en la sanación de un vínculo problemático?

La empatía es crucial en la sanación. Tratar de entender los sentimientos y perspectivas de tu madre puede ayudar a construir puentes y fomentar la comprensión mutua. Sin embargo, la empatía no significa que debas tolerar un comportamiento dañino o abusivo. Establecer límites sigue siendo fundamental.

Sanar el vínculo con tu madre, no es tratar de tener una relación empezando desde cero. Existen madres tóxicas, las cuales no están dispuestas a cambiar o reconocer que la crianza con sus hijos fue de manera inconsciente. Por tanto, el vínculo sanador empieza por ti, aceptando a tu madre tal y como es y no tratar de cambiarla. Si hay algo que te molesta de ella, es trabajo interno que tienes que hacer tú. De esa forma podrás liberarte.

Recuerda que sanar una relación problemática con tu madre no es un proceso fácil, pero con paciencia, comprensión y un enfoque positivo, es posible mejorar el vínculo.

Espero que este post te haya sido de mucha ayuda. Siempre contando contigo, te exhorto a las tres C: Comenta, Comparte y Compra. 😉

¡Gracias!