Juegos mentales comunes que la gente usa en ti

Las relaciones tóxicas pueden llegar a ser un huésped sigiloso que llega a nuestras vidas sin que nos demos cuenta. Todo comienza con cierta esencia de idealismo. Nos cuesta desprendernos de esta imagen y entender que hemos adoptado hábitos dañinos en nuestro día a día.

Lamentablemente, estamos hablando de juegos mentales, los cuales evitan que podamos hallar una solución que nos permita vivir de forma saludable.

Y es que la parte más compleja de esto, es que normalmente no son implementados por un extraño intentando conseguir algo de nosotros. Por el contrario, lo más común es que sea alguien de nuestra confianza, como pareja, familiares, jefe, etc.

El ingrediente secreto que se usa para que estos juegos funcionen es justamente la confianza. Sin ella, sabríamos decir desde un comienzo “no estoy dispuesto a soportar este tipo de comportamiento”. Pero, como la mecánica es introducida por medio de una persona de quien no creerías capaz de hacer esto, permitimos que evolucione hasta no saber cómo pararlo.

¿Es imposible parar los juegos mentales?

Aunque pueda sonar como una serie de estrategias infalibles, tienen su punto débil. Este consiste en darnos cuenta de que estamos participando en estos juegos mentales. Luego, solo debemos aprender a frenarlo.

Aquí te dejamos una lista con los típicos juegos mentales y cómo salir de ellos:

Humor sarcástico

Dentro de una discusión normal hay un cierto tono que debemos mantener para asegurar que la integridad de cada individuo y el respeto permanecen intactos de comienzo a fin.

El humor sarcástico es una forma elegante de salirnos de esta vía y menospreciar al otro sin que se pueda identificar claramente. Es decir, el otro encuentra una forma de hacernos sentir mal respecto a una situación, cargarnos con la culpa y no poder señalar su comportamiento indebido.

Con el tiempo, normalizar este tono puede llevar a cederle al otro cierto nivel de autoridad.

La forma de salir es identificando ese comportamiento en el otro y hablar con él sobre su tendencia a utilizar esta táctica para salir ventajoso de conversaciones importantes para la relación. Dependiendo de su reacción, podremos determinar si vale la pena mantener esta relación en nuestras vidas.

Luz de gas o gaslighting

El término “Gaslighting” hace mención a una película famosa, en donde la protagonista estaba siendo manipulada por su esposo para hacerle creer que estaba loca. Lo lograba al manipular situaciones reales y hacerle creer que todo sucedía en su cabeza.

Movía objetos de su lugar para hacerle perder el control de su vida y, por medio de una serie de juegos, le hacía creer que todo sucedía porque tenía problemas mentales.

A pesar de que en la realidad difícilmente nos encontraremos en un escenario tan exagerado como este, sí podríamos lidiar con situaciones en donde la responsabilidad de una situación siempre caiga en nuestros hombros.

Es decir, mantener una relación de pareja, familiar o de cualquier índole en donde el motivo de cada situación es por “nuestra culpa”.

Podríamos hacer mención de los clásicos casos en donde una persona le es infiel a su pareja, pero logra convencerlo de que todo sucedió por su culpa. Si no somos capaces de cortar de raíz esta situación, habremos caído dentro de los juegos mentales de la otra persona.

Comenzaremos a dudar sobre nuestra capacidad de ser asertivos en la vida y sentiremos que debemos responsabilizarnos por todo.

En la fase más crónica de este juego mental, podemos llegar a tener la autoestima tan baja, que dependemos totalmente del juicio del otro para saber qué está bien y qué no.

La salida de este túnel está en comenzar a revisar varias veces si realmente debemos asumir responsabilidad por las situaciones que vivimos. Al comienzo será difícil, ya que nos habremos acostumbrado a sentirnos culpables. Pero poco a poco iremos aplicando el sentido común para darnos cuenta de la verdad.

Otro paso a seguir, es nunca consultar el criterio de la persona de quien sospechamos que está perpetuando estos juegos mentales.

Como paso extra, mantener nuestra vida activa será una excelente forma de tener otras opiniones respecto a lo que vivimos y así poder balancear todo mucho mejor.

Victimismo

El victimismo es, de los juegos mentales, el que mejor camuflaje lleva. ¿Por qué? debido a que es muy complicado sentir que una “víctima” pueda estar realizando daño por medio de una conducta tóxica.

Sin embargo, este comportamiento es como una droga, haciendo que la persona se acostumbre a no asumir la responsabilidad de sus acciones debido a que “está siendo lastimada por la situación”.

Dentro de cualquier tipo de relación, es necesario una colaboración constante para poder progresar y lograr una interacción saludable. Pero cuando la otra persona se centra en el daño que está percibiendo por su alrededor, no es capaz de hacer cambios significativos.

Este tipo de estancamientos puede llevar a destruir la mayoría de las relaciones.

La forma de salir del victimismo es aprendiendo a concientizar que no eres culpable del daño ajeno. Si la otra persona no es capaz de asumir su responsabilidad respecto a una situación, no significa que tú debas hacerlo por él.

El diálogo interno nos permite ver mejor qué papel jugamos en los demás y nuestras intenciones.

Pretender ignorancia

Hasta ahora, casi todos los juegos mentales que hemos nombrado intentan escapar de la responsabilidad afectiva que desarrollamos con nuestros vínculos. Cuando el otro pretende ignorancia, no es distinto.

Fingir que no se reconoce el problema y que no puedes identificar aquellos patrones dañinos en ti es parte de esta estrategia para no tener que hacer un cambio en pro de una relación.

La escapatoria de este patrón dañino, es no ceder importancia a la opinión del otro. No necesitamos encarar a esta persona para saber qué está sucediendo, ni arrinconar con argumentos. Debemos priorizar nuestra salud mental sobre todo.

Ante la ausencia de interés por estas situaciones, el otro podría sentirse menos poderoso y verse en la necesidad de admitir sus fallas para restaurar el balance de la relación.

Proyección

La proyección se refiere a cuando un individuo exterioriza pensamientos propios hacia otros para así poder encararlos sin tener que asumirlos.

Por ejemplo, si alguien siente que ha estado comiendo mucho y que esto podría ser nocivo para su salud, pero no es capaz de enfrentar la situación, comenzará a decirle a otros que deben dejar de comer tanto. Puede incluso tornarse ofensivo y acosador, ya que se trata de una batalla interna en la cual no se está ni siquiera avanzando (ya que no se dirige a sí mismo), trayendo mucha frustración en la persona.

La salida puede ser conversar poco a poco con el otro acerca de cómo te sientes y el daño que está causando en tu vida. Al comienzo puede ser difícil, ya que la otra persona podría resistirse a admitir su situación. Pero la perseverancia y paciencia pueden ayudarnos a mantener este vínculo.

Tropezar con la culpa

Lidiar con una persona que constantemente te está haciendo sentir culpable por los problemas de tu alrededor puede ser realmente nocivo para nuestra salud mental.

Afecta principalmente nuestra autoestima, haciéndonos creer que tenemos la culpa de todo y que es mejor estar lo más tranquilos posible para no molestar a los demás.

Al afectar tanto nuestra confianza en nosotros mismos, fácilmente nos hace dependiente de la persona que nos está haciendo sentir así, muy similar al “Gaslighting”.

Por ende, la solución también es parecida, requiriendo apoyarnos en el juicio de otros. Y, más importante aún, de nosotros mismos. Así podremos darnos cuenta de que no todo sucede solo por nosotros.

Trato silencioso

Ya siendo adultos, aprendemos que la solución más sencilla a cualquier conflicto dentro de una relación es la conversación. Es el medio más saludable para entender la problemática y ver qué posibles soluciones podemos implementar.

Lastimosamente, en algunas relaciones se adopta la costumbre de aferrarnos al silencio para no enfrentar los problemas, huyendo de la incomodidad que una conversación puede producir.

La parte negativa de esto, es que permite que hasta el más mínimo conflicto crezca hasta convertirse en un monstruo difícil de detener.

Si estás en esta situación, podemos contar con dos medios de escape.

  • Hacerle entender al otro el peso que tiene un diálogo respetuoso para encontrar una solución a los problemas.
  • Tener personas externas al conflicto que puedan ayudarnos a crear un buen criterio de la situación y desahogarnos (las palabras que se quedan encerradas en nuestra cabeza son como veneno)

Crítica constante

Como muchos otros puntos que hemos expuesto, la persona que opta por realizar críticas constantes hacia nuestra persona, probablemente tiene objetivo en mente: destruir nuestra confianza en nosotros mismos para que dependamos de él.

Si estás en una relación donde esto se ha vuelto un hábito y ha perdido la importancia que tienes, deberás enfrentar al otro y hacerle saber que no puedes tolerar este tipo de comportamiento.

Dependiendo de su reacción, podremos ir disminuyendo esta costumbre tóxica o tendremos que tomar la decisión de cortar estos lazos para priorizarnos.

No siempre es fácil dar fin a una situación como esta. Como habremos explorado en este texto, una vez estamos dentro, perdemos confianza en nosotros mismos y abandonamos nuestra independencia psicológica. Sin embargo, hay luz al final del túnel, solo debemos buscar un medio por el cual volver a quiénes éramos anteriormente.

Nunca cortar lazos con el resto de vínculos afectivos que tenemos y nunca priorizar la opinión de otro sobre la nuestra, será la forma de no quedar atrapados en una serie de patrones dañinos para nosotros mismos.

Espero que este post te haya sido de mucha ayuda. Siempre contando contigo, te exhorto a las tres C: Comenta, Comparte y Compra. 😉

¡Gracias!