¿Está la herida de la infancia dando forma a tu presente?

Todos saben que lo que se vive durante los primeros años de vida, durante la infancia, impacta en el desarrollo de las personas y en cómo se desenvuelven durante la vida adulta. Las experiencias que por alguno u otro motivo puedan ser negativas para un niño, posteriormente pueden convertirse en una herida emocional. Si sientes que algo cambió la manera en cómo percibes la vida, quizás en algún momento te has preguntado cuál es tu herida de la infancia. Vamos a descubrirlo juntos.

Heridas de la infancia ¿Qué son y por qué se presentan?

Las heridas de la infancia se manifiestan como la dificultad de las personas para poder mantener relaciones interpersonales saludables. La dependencia emocional, así como una baja autoestima pueden ser una señal de que una persona lleva consigo una herida de la infancia.

Estas heridas de la infancia o heridas emocionales, son el resultado de experiencias traumáticas experimentadas por las personas en sus primeros años de vida. Como mencionamos al principio de este artículo, las experiencias vividas durante la infancia pueden cambiar por completo la vida de una persona. Y las heridas de la infancia, son las pruebas de que al no poder gestionar de manera apropiada las emociones, puede tener repercusiones en la adultez.

La negligencia, el abuso infantil, el abandono, el rechazo, el fallecimiento de un ser querido, o la falta de afecto, son algunos de los orígenes de las heridas de la infancia de los cuales hablaremos a continuación.

Las 6 heridas de la infancia: ¿Cuál es la tuya?

Abandono Emocional

Quien ha experimentado el abandono durante su infancia, experimentará la soledad como un castigo. Sea cual sea la edad de una persona con herida de abandono, la soledad será uno de sus miedos más grandes. Las personas que tienen esta herida sufren de constante ansiedad al enfrentarse a la posibilidad de romper sus relaciones. Perder una pareja o una amistad es motivo de angustia profunda.

Las personas con la herida del abandono, viven en constante angustia tratando de evitar sufrir nuevamente la sensación que produce la soledad. Son dependientes emocionales por naturaleza y por lo general vuelcan sus necesidades en sus parejas, lo que en muchos casos deriva en la ruptura de la relación.

Rechazo

Sentirse no querido o amado para un niño puede significar una vida adulta llena de sufrimiento. Una persona con herida de rechazo, a menudo experimentará una sensación de no sentirse merecedor de afecto, de atención o comprensión y tiende a aislarse dentro de sus ideas.

Las personas que tienen esta herida, habitualmente tienen una alta tendencia a huir de los vínculos sociales, para evitar transitar por situaciones de descalificación o desvalorización.

Humillación

La herida de la humillación aparece cuando los niños se enfrentan a situaciones de desaprobación y críticas. Usualmente, cuando en la etapa de la infancia se recibe tratos con ofensas (por leves que parezcan), como llamarte “tonto”, “inútil”, “incapaz” o divulgar tus intimidades con los demás, puede dar paso a la aparición de esta herida.

Algo que ocurre con las personas con la herida de la humillación, es que durante la edad adulta desarrollan una personalidad autoritaria e intransigente. Esta personalidad no es más que un escudo para protegerse de ser humillados por quienes les rodean.

Injusticia

Cuando un niño vive en un entorno en el que sus padres o cuidadores son autoritarios e intransigentes, se desarrolla la herida de la injusticia. Los niños que experimentan una infancia llena de exigencias y de obligaciones que superen sus límites, desarrollan sentimientos de sentirse inútiles o insuficientes.

Un adulto con esta herida de la infancia recordará con dolor, cómo pisotearon sus derechos y vivirá una vida de baja autoestima, buscando constantemente la perfección, sintiéndose incapaz de validar sus propias decisiones por miedo a que estas no sean las adecuadas.

Abuso emocional, físico o sexual

El abuso emocional, físico o sexual es una de las heridas más graves y traumáticas de la infancia. Estas experiencias pueden dejar cicatrices emocionales profundas y duraderas en el niño, afectando su capacidad para confiar en los demás y establecer relaciones saludables en el futuro.

Traición

Una de las heridas de la infancia más profundas, es la herida de la traición. Se produce cuando el niño percibe que alguna promesa importante no ha sido cumplida. Esta herida se vincula muy directamente con los padres, cuando los padres faltan a su deber de proteger, hablar con la verdad, nace en los niños la herida de la traición.

Las personas adultas con esta herida normalmente intentan controlar y procurar tener todo siempre bajo control para evitar pasar por la sensación de ser traicionados nuevamente.

Sana las heridas de la infancia con nuestra colección de libros

Las heridas de la infancia pueden tener un impacto duradero en tu vida adulta. Descubre cómo sanar y liberarte de las heridas del pasado con estos libros cuidadosamente seleccionados. ¡Explora nuestra colección de libros sobre las heridas de la infancia y comienza un viaje hacia la sanación y la transformación personal!

Síntomas de las heridas de la infancia

Aunque cada herida de la infancia tiene sus propios síntomas, la mayoría de ellos se basa en un mismo factor: el miedo. Por ejemplo, las personas con la herida del abandono, viven con el miedo constante de quedarse solos o ser abandonados, en gran parte por sus parejas. Son dependientes emocionales y propensos a la depresión.

Las personas con herida de rechazo, por su parte, tienden a descalificarse a sí mismos, y huyen constantemente de las relaciones interpersonales para evitar las sensaciones de desprecio y rechazo. Quienes tienen la herida de la humillación, demuestran una conducta de rasgos tiránicos, son intransigentes, egoístas e, irónicamente, pueden llegar a humillar a los demás.

Los adultos con la herida de la infancia de la injusticia, tienen una personalidad rígida, tienen dificultades para tomar decisiones, y tienen una autoestima baja. Finalmente, las personas que tienen la herida de la traición, por lo general son desconfiados, presentan aspectos de frustración, envidia y rabia profunda.

¿Cómo sanar tus heridas de la infancia?

Sanar las heridas de la infancia es un proceso profundo que requiere tiempo, autoconciencia y apoyo. Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudarte en tu camino de sanación:

Acepta tus emociones y experiencias

El primer paso para sanar es aceptar y reconocer tus emociones y experiencias pasadas. Permítete sentir y expresar cualquier dolor o tristeza que puedas llevar relacionado con tu infancia.

Busca apoyo terapéutico

La terapia puede ser una herramienta poderosa para sanar las heridas de la infancia. Un terapeuta especializado en trauma y desarrollo emocional puede guiarte en tu proceso de sanación y ayudarte a abordar las heridas profundas que puedan estar afectando tu vida.

Practica la autocompasión

Aprende a tratarte a ti mismo con compasión y amor incondicional. Reconoce que las heridas de la infancia no fueron culpa tuya y que mereces amor y cuidado.

Establece límites saludables

A medida que sanas, es importante establecer límites saludables en tus relaciones y aprender a protegerte emocionalmente de situaciones o personas que puedan activar tus heridas no sanadas.

¿Puedo sanar mis heridas de la infancia por mí mismo?

Si bien el autoconocimiento y la autoterapia pueden ser útiles, el proceso de sanar heridas de la infancia a menudo es más efectivo con el apoyo de un profesional. Un terapeuta especializado puede ayudarte a abordar las heridas más profundas y brindarte herramientas específicas para tu proceso de sanación.

¿Cuánto tiempo lleva sanar las heridas de la infancia?

El tiempo de sanación varía según la persona y la naturaleza de las heridas. Algunas personas pueden experimentar mejoras significativas en meses, mientras que otras pueden necesitar años de trabajo y compromiso para sanar completamente.

¿Qué sucede si no abordo mis heridas de la infancia?

Si no abordas tus heridas de la infancia, es probable que continúen afectando tus relaciones, bienestar emocional y calidad de vida. Las heridas no sanadas pueden conducir a patrones de comportamiento autodestructivos y relaciones insatisfactorias.

¿Qué hacer cuando descubras cuál es tu herida de la infancia?

Saber reconocer cuál es tu herida de la infancia puede no ser un proceso fácil. A menudo, es difícil reconocer que situaciones han alterado nuestra forma de ser. Sin embargo, una vez que determines cuál es esa herida que ha cambiado tu vida, puedes comenzar a trabajar en ella para sanar.

Reconocer y sanar las heridas de la infancia es un paso fundamental para liberarnos de su impacto en nuestras vidas. Con apoyo terapéutico, autocompasión y compromiso con nuestro proceso de sanación, podemos transformar las heridas del pasado en oportunidades de crecimiento y conexión emocional más profunda.

El proceso de sanación nunca es fácil, requerirás de mucho apoyo. Además, es probable que necesites ayuda profesional y acudir a terapia psicológica ¡Nunca es tarde para hacerlo!

Espero que este post te haya sido de mucha ayuda. Siempre contando contigo, te exhorto a las tres C: Comenta, Comparte y Compra. 😉

¡Gracias!