Las personas tienen diferentes maneras de enfrentarse a la vida. De una manera similar, son distintas las formas en las que las personas afrontan diversas situaciones que se presentan en su día a día. En este artículo trataremos una de ellas: la resiliencia. Descubre a continuación de qué se trata y conoce algunas estrategias poderosas para ser resiliente.
¿Qué es la resiliencia?
En el campo del estudio psicológico, se entiende como resiliencia , la habilidad que poseen ciertas personas para adaptarse a los cambios inesperados y a las experiencias negativas que pueden presentarse en su vida. También denominada en algunos casos como “entereza” la resiliencia es una cualidad que le permite a cualquier persona, sobreponerse de cualquier vivencia de carácter traumático, asumiendo su nueva realidad de manera consciente y sin dejarse abrumar por las circunstancias.
No obstante, todas las personas pueden adquirir la capacidad de ser resilientes. La mayoría de las personas que son resilientes poseen una o varias de estas características:
- Se adaptan fácilmente a los cambios: Ser resiliente implica poder adecuarse con facilidad a los cambios, por inesperados o negativos que sean. Esta es una de las principales cualidades de una persona resiliente.
- Son conscientes de sus límites: Una persona que tiene la capacidad de ser resiliente se conoce lo suficiente como para comprender cuáles son sus límites y sus capacidades.
- Poseen inteligencia emocional: Tener inteligencia emocional no es un concepto demasiado complejo, de hecho, simplemente involucra el saber manejar de manera asertiva sus propias emociones y comprender el cómo lidiar con las de los demás.
- Son optimistas: Por último pero no menos importante, un gran atributo de las personas resilientes es su gran optimismo. Pudiendo percibir con tranquilidad las situaciones adversas que se presenten en su día a día sin dejar que estas los sobrepasen.
Estrategias poderosas para ser resiliente
Acepta que el dolor es parte de la vida
A nadie le gusta sentir dolor, pero es más fácil afrontarlo si aceptas que forma parte intrínseca de la propia vida. A lo largo de tu existencia, tendrás que enfrentar situaciones muy dolorosas, como la pérdida de un ser querido, fracasos amorosos, entre otros. Puedes sentir que tu vida va cuesta abajo por ello, pero lo cierto es que es algo de lo que nadie está exento. Una vez que lo comprendes, puedes manejarlo con mayor madurez.
Elige cuidadosamente dónde poner tu atención
Es muy fácil sentirse decaído cuando se presta atención a situaciones o personas que no aportan nada positivo. A menudo las personas se someten a sí mismas a la opinión de terceros, dejándose influenciar por estas. Dejarse llevar por situaciones y perspectivas ajenas tiene un impacto tremendamente negativo en la imagen que tienes de ti mismo. Comenzar a desechar eso que no te conviene y aprovechar lo que te favorece es tu segundo paso para ser resiliente.
Esfuérzate en notar las cosas buenas
Queda claro que resulta muy complicado ver cosas buenas cuando la situación se torna difícil. Requerirá un poco más de tu esfuerzo para poder ver la luz en la oscuridad. Pero una vez que comiences a hacerlo, verás cómo poco a poco cambiará la perspectiva que tienes de todas las cosas. Si siempre puedes ver un lado positivo (siempre que sea posible) de cada situación o circunstancia, puedes enfrentar y manejar el dolor con mayor facilidad, y el sufrimiento se verá disminuido.
Considera lo que piensas y lo que sientes
Evalúa la manera en cómo te sientes. Controla tus pensamientos y aprende a manejar tus emociones. Se trata de uno de los mejores caminos que puedes tomar si lo que quieres es ser resiliente. Es un proceso que toma tiempo, sin embargo, una vez que comienzas a ver los resultados, notas que en definitiva vale el esfuerzo intentarlo.
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¿Por qué apostar a la resiliencia?
Ser resiliente es una de las mejores cualidades de las que puede disponer cualquier persona. Si bien no se trata de un atributo innato, es una capacidad que con esfuerzo y perseverancia puede ser desarrollada. La inteligencia emocional, juega un papel esencial cuando se trata de desarrollar la resiliencia. Aprender a conocer y manejar tus propias emociones así como respetar la de los demás es una excelente estrategia para comenzar a pavimentar tu camino a la resiliencia.
No es fácil afrontar con positivismo y superar las situaciones adversas que de manera ocasional plantea la vida. Sin embargo, una vez que comienzas a hacerlo, puedes comprender cómo tu existencia cambia radicalmente. Poner en práctica la resiliencia trae consigo unas cuantas ventajas, entre estas:
- Una autoestima fortalecida: A través de la resiliencia tu visión optimista del mundo te permite hacer crecer tu autoestima, al percibirte a ti mismo como una mejor persona reduces esa imagen negativa que puedas tener de tu persona.
- Menos trastornos mentales: Muchas personas resilientes y la evidencia anecdótica revelan que las personas con esta capacidad demuestran una menor probabilidad de padecer trastornos mentales como la ansiedad y la depresión.
- Una mejor relación con quienes te rodean: A través de la resiliencia puedes aprender a valorar con mayor interés el vínculo que tienes con las personas que te rodean, indistintamente de si se trata de tu familia, tu pareja o tus amigos.
- Una mayor propensión al éxito: ¿Has notado que en un estado negativo, un pequeño error, o fracaso puede convertirse en una total tragedia para ti? Ser resiliente previene que caigas al abismo de la tristeza por una situación que puede ser resuelta. Es precisamente esto lo que te abre las puertas a un mundo de posibilidades e incrementa tus posibilidades de éxito en cualquier ámbito de tu vida.
¿Todos pueden desarrollar la capacidad de adaptación?
Sí, la resiliencia es una habilidad que se puede desarrollar a lo largo del tiempo. A través de la práctica y el uso de estrategias adecuadas, cualquier persona puede fortalecer su capacidad de ser resiliente.
¿Cómo puedo saber si soy resiliente?
Las personas resilientes suelen mostrar una actitud positiva ante los desafíos, tienen una red de apoyo sólida y son capaces de adaptarse a cambios inesperados. Reflexionar sobre cómo manejas las dificultades puede darte una idea de tu nivel de resiliencia.
¿Qué hago si siento que no soy resiliente?
Si sientes que te falta resiliencia, empieza por pequeñas acciones. Establece metas alcanzables, busca apoyo en amigos y familiares, y trabaja en tu autoconfianza. La resiliencia se fortalece con el tiempo y la práctica.
Reflexión
En conclusión, la resiliencia es una habilidad fundamental para afrontar los desafíos y adversidades que la vida nos presenta.
Ser resiliente nos permite superar obstáculos, adaptarnos a situaciones difíciles y salir fortalecidos de ellas. Debemos desarrollar nuestra capacidad para afrontar el estrés, buscar apoyo y soluciones, mantener una actitud positiva y aprender de nuestras experiencias. Con práctica y perseverancia, podemos mejorar nuestra resiliencia y vivir una vida más plena y satisfactoria.
Espero que este post haya sido de mucha ayuda para ti. Siempre contando contigo, te exhorto a las tres C: Comenta, Comparte y Compra. 😉